Viajes y otras cosas

Recuperada ya del jetlag (me ha costado una semanita), toca volver a la vida real. Las últimas semanas en Australia fueron un poco una locura, entre el trabajo, los congresos, las despedidas y el viaje, se pasaron tan rápido que cuando me he venido a dar cuenta estaba ya de vuelta en casa.
La verdad es que me ha resultado difícil dejar el buen tiempo, Sydney una ciudad impresionante, pero sobre todo a la gente.

Adiós a la uni, con el lago y los patos que me tenían manía. La verdad es que no solía haber mucha gente por allí, la mayoría estaba en la cafetería (desde la que se podía ver el lago) en donde los lunes tenían la buena costumbre de poner la cerveza a 2$, vamos a 1 euro que con esto de la devaluación del dólar australiano es un buen momento para vivir en Australia.


El recorrido hasta el trabajo tampoco será lo mismo, aunque eran 40 min en coche me encantaba pasar por debajo del Harbour bridge y ver el skyline de la city con la bahía al anochecer, además por supuesto de las conversaciones (a veces surrealistas) con Stephen, que mejoraron considerablemente cuando era capaz de pronunciar y entender dos palabras seguidas en inglés :)


Esas fiestas en Bondi con nuestros cantantes favoritos!! el inglés allí no era necesario jeje. La playa de Bondi es muy bonita, el ambiente es muy diferente al de la city, gente bronceada con la tabla de surf bajo el brazo, socorristas con el gorrito, un montón de gente de latinoamérica (sobre todo brasileños y chilenos) y algunos españoles. La city es totalmente impersonal, asiáticos corriendo de aquí para allá y centros comerciales repletos. (He de reconocer que a mi me encantaba la city...bueno y también bondi jeje)


Pero sin duda para vivir prefería Glebe, con sus cafeterías, sitios de comida rara tiendas pequeñitas, ambiente universitario y rincones con encanto. La segunda puerta era mi casa, que teníamos barbacoa y todo en la terraza de atrás!!


Y bueno, la gastronomía australiana no sé exactamente cuál es, porque había restaurantes de todas las nacionalidades y además buenísimos. La comida tahilandesa, a pesar del picante, era de mis favoritas. PD no he probado el canguro, desde que los vi en el zoo me dieron penica y no sé...


Y nada, la verdad es que he conocido a un montón de gente majísima, desde mi compañeros de casa hasta la gente de Bondi que siempre tienes la esperanza de volver a ver...