Día 5

Ya más al sur se encuentra la ciudad de Bergen, famosa por su mercado de pescado, las casas de madera de colores y por ser uno de los lugares más lluviosos de Europa, así que para no romper con la estadística, desde que salí del barco no paró de llover. Estuve deambulando un rato en solitario por el barrio hanseático, construido por los alemanes allá por la Edad Media, y que, a pesar de haber sufrido innumerables incendios, conserva algunos elementos constructivos originales.
En la actualidad la parte baja de las casas son tiendas de recuerdos y productos noruegos, y la laberíntica parte alta de las casas (están comunicadas con corredores, escaleras, portezuelas) son negocios de abogados, arquitectos y cosas así.
Desde allí me encaminé hacia el mercado de pescado en el que hay un montón de variedades de salmón, producto estrella en Noruega y que como me encanta, pues mira, he aprovechado, aunque en el mercado no probé nada a pesar de que los vendedores, muchos de ellos españoles te lo ofrecen si te acercas al puesto.
Dejé la zona más turística y con el mapa en la mano me adentré un poco en el Bergen real, que no se diferencia mucho de cualquier otra ciudad, con la excepción de que los edificios no son muy altos.
Se nota que la gente está muy acostumbrada a la lluvia (es normal) y me fijé en que la mayoría de los noruegos llevan zapatos deportivos y también una botas de agua muy fashion que combinan con los impermeables.
Cansada de andar bajo la lluvia volví de nuevo al puerto, del que el barco zarpó a medio día.

Día 6

Nuestro siguiente destino fue Stavanger, una ciudad industrial que es el centro financiero del petróleo. El oro negro ha convertido a Noruega en uno de los países más ricos de Europa y también en el más caro. Cerca de Stavanger hay una roca muy famosa llamada "el púlpito", pero desafortunadamente se necesita al menos un día entero para poder llegar, así que decidí de nuevo hacer una incursión libre por Stavanger.
La verdad es que no había mucho que ver, el centro estaba formado por casas de madera de colores, y cerca estaba la catedral de estilo gótico que era pequeñita pero que tenía unas vidrieras que no estaban mal.
Esta parada no fue gran cosa, aunque fiordo por el que se navegaba no estaba mal, en lugar de montañas altas con nieve había colinas y pueblecitos de vez en cuando.



Día 7

Como de costumbre al despertarme por la mañana ya nos encontrábamos en nuestro nuevo destino, que en este caso era Oslo, el final del viaje.
Casualmente un amigo está haciendo una estancia de investigación en esta ciudad, así que quedamos para recorrerla juntos.
Anduvimos por la calle principal de Oslo, en donde se encuentra el teatro, la Universidad, el palacio real y unos edificios que me recordaba a Disneyland.
Visitamos el museo de Munch, en el que se encuentra su obra más famosa, el Grito, y la verdad es que sugesiona bastante poder ver tan de cerca una obra tan emblemática.
Pero lo que más me gustó de Oslo fue el parque Vigeland, en donde se pueden contemplar las estatuas de bronce y de granito de este escultor que impactan por su gran expresividad y originalidad.

Y ya de vuelta en el barco, comenzó el recorrido por el fiordo de Oslo, en el que como era domingo había mucha gente en sus veleros y lanchas o pasando el fin de semana en alguna de las casas de veraneo que se veían en las dos márgenes del fiordo.

Cuando salimos de nuevo al Mar del Norte, había un montón de oleaje, así que como despdida del barco pillé un buen mareo, eso sí, pude ver por fin cómo el sol se ponía el horizonte.


Día 8

El último día desembarcamos en Copenhague, y como el vuelo nos lo permitía hicimos una de las excursiones programadas. No dio tiempo a mucho, pero sí que hicimos un recorrido por los canales desde los que se veían algunos de los monumentos más famosos de Copenhague, entre ellos la sirenita.
Y ya como última anécdota del día, cuando llegamos a Barcelona habían perdido todas nuestras maletas, afortunadamente al día siguiente las trajeron a casa.

Pues y este ha sido mi viaje familiar a Noruega, un país que merece la pena visitar, hacerlo en barco es la mejor manera de poder disfrutar de los fiordos, a parte de disfrutar de buena comida y todas las comodidades que quieras. Aunque seguro que tierra adentro se esconden otros muchos lugares con encanto.

Día 4
Pues de nuevo habíamos navegado durante la noche, y al despertame estábamos en el pueblo de Hellesylt. Los que teníamos previstas excursiones para ese día tuvimos que desembarcar a bordo de los botes salvavidas de nuestro propio barco, porque en Hellesylt no es posible atracar cerca del pueblo.
Tras una breve visita a la cascada que divide el pueblo en dos, nos subimos al autobús que nos llevaría hasta Geiranger atravesando las regiones de Möre og Romsdal y Sogn og Fjordane en las que existen algunos de los paisajes más impresionantes (y bucólicos jeje) que he visto en mi vida.
La primera parada fue cerca de un bosquecito (aunque parezca mentira fue la única oportunidad en el viaje de adentrarme mínimamente a través de un bosque noruego, en el que, como era de esperar, no encontré ningún troll ;-)) y desde allí se podía ver una montaña llamada HornNoséqué (cuerno algo) y que le daba nombre a un montón de cosas en ese valle. Así, la siguiente parada fue en Horningdalsvannet que es el lago más profundo del mundo.

Bordeando el lago por una estrecha carretera, llegamos a Stryn un pueblo turístico y el más grande de la zona. En Noruega la venta de alcohol está regulada por el estado, y sólo se puede comprar en una especie de estancos, así que si en un pueblo se puede comprar alcohol se considera una ciudad, y este es el caso de Stryn.
Después de comer llegamos al centro de interpretación de los glaciares, que se encuentra en un valle muy bonito con su río, su lago, el campo de heno, las montañas nevadas y las florecitas... en fin, que sólo faltaba Heidi.
Para llegar al fiordo de Geranger, teníamos que atravesar unas montañas nevadas, así que de nuevo comenzamos la ascesión pasando por varios túneles.

A medida que ascendíamos el paisaje iba cambiando, hasta que la nieve que sólo la habíamos visto en las cumbres, estaba ya en los márgenes de la carretera.

Comenzó entonces la subida al Dalsnibba a 1500m por encima del nivel del mar, en donde a parte de jugar con la nieve, se podía contemplar una vista panorámica de todo el fiordo de Geiranger con el valle y las montañas, sin duda las vistas más espectaculares de todo el viaje.

En la bajada hacia Geiranger hay un mirador cuyas vistas aparecen en todos los folletos de publicidad de Noruega, así que yo también hice las fotos de rigor.

Ya en el barco comenzó la navegación turística por el fiordo de Geiranger que tiene vaias cascadas famosas con leyenda incluída.

Bueno pues aquí van los primeros días del viaje a los Fiordos

Día 1

El viaje comienza con la llegada a Copenhague que sólo vi desde el autobús de camino al puerto pero que me causó muy buena impresión con sus edificios de ladrillo rojo, sus cúpulas verde óxido y sus canales. Más adelante pude comprobar que efectivamente es una ciudad que merece la pena visitar.
La chimenea amarilla de nuestro barco "Costa Mediterránea" se veía a bastante distancia, y es que el barco era una ciudad (o pueblo) flotante (la capacidad es de más de 3500 personas).


Embarcamos casi immediatamente y las primeras horas las dediqué a recorrer el barco, a explicarle al sonriente camarero chino que mi hermano y yo queríamos camas separadas y a comer (cosa a la que dedicaría bastante tiempo en los días siguientes jeje).
Bueno pues finalmente salimos del puerto, y envuelta en una de las mantas que podías coger en cubierta, estuve mirando los islotes que íbamos pasando hasta que el frío me lo permitió.


Día 2
El día 2 fue solamente navegación, así que me dediqué a mirar las tiendas del barco, a leer, mirar el mar... en fin, a descansar. Por la noche fue la cena de gala en donde se presenta el capitán y en donde te puedes vestir de etiqueta para pasearte por el barco un rato (a mi no me sobraba tanto espacio en la maleta ;-))


Día 3

Cuando descorrí por primera vez las cortinas de la habitación por fin pude comprobar que:
1- Navegar por un fiordo es una experiencia única, el paisaje es impresionante.
2- Lo que por la luz pueden parecer las 8 de la mañana, en realidad son las 4...

Cuando bajamos del barco por la mañana estábamos ya en el pequeño pueblo de Flam, al final del fiordo que habíamos recorrido durante la noche. Así que iniciamos la excursión para visitar Flam Voss y Stalheim.

El autobús nos llevó a otro pequeño pueblo (o asentamiento), en el que paramos un momento para ver a unos noruegos que les había dado por ser vikingos, y vivían así haciéndose sus propias barcas, criando ganado y pescando.
Las carreteras en Noruega son relativamente recientes, porque el terreno es muy escarpado y les era más fácil desplazarse en barca por los fiordos. La mayoría de las carretereas son estrechísimas y tienen km y km de túneles excavados en la roca. Una de las más llamativas y antiguas es la que baja (o sube) a este valle que es literalmente un zig-zag.

La cascada Tvinde fue nuestra siguiente parada, y según la leyenda rejuvenece a quien bebe sus aguas (de momento no he notado nada ;-))

Desde Stalheim, llegamos a la estación de Myrdal, para coger uno de los trenes más famosos de Noruega. El viaje en tren salva un desnivel de casi 1000 m, y va atravesando un montón de túneles, la verdad es que son tantos que a penas puedes ver el paisaje, lo que decepciona bastante... Una parada turística es en la cascada de Khosfoss en la que unas chicas disfrazadas de hadas celtas o algo así, bailaban en las rocas al son de una música que apenas se oía por el estruendo de la cascada.
Finalmente llegamos a Flam en donde volvimos a embarcar para zarpar hacia Hellesylt, entonces, ya más despierta, puede ver el fiordo y hacer algunas fotos.

En Bergen

Pues esto lo escribo desde el puerto de Bergen, la segunda ciudad mas grande de Noruega (y es pequeñísima), me he dado una vuelta por el barrio hanseatico, que es ese de las casitas de madera pintadas de colores y el mercado de pescado en el que trabajan un monton de españoles. La verdad es que hoy no hace muy buen dia, asi que de vuelta al barco me he encontrado con esta tienda donde hay internet a un precio razonable.
Me está encantando Noruega, los paisajes son preciosos y aun no he visto la noche porque no llega a oscurecer del todo. Ya pondre algunas fotos, bueno se acaba el tiempo..

EL sábado salgo del aeropuerto de San Javier hacia Barcelona, y desde allí, el domingo, cogeremos el avión hasta Copenhague para embarcar rumbo a Noruega.
Como no he tenido mucho tiempo estos días no me he vuelto a mirar los detalles del viaje, y no recuerdo muy bien las escalas del barco ni las excursiones que finalmente vamos a hacer. Pero bueno, como el primer día es sólo navegación pues ya tendré tiempo de revisarme la guía de Noruega y ponerme al tanto de todo. Eso sí, después de recorrer el barco que se llama Costa Mediterránea y al parecer tiene de todo...

El segundo año de doctorado finaliza con la presentación del DEA (Diploma de Estudios Avanzados), ya lo llevo bastante avanzado y mi idea es dejarlo terminado esta semana, porque la semana que viene estaré de crucero por los Fiordos Noruegos.
Ya escribiré sobre ese viaje que va a ser el primero que haga tras la creación de mi recién inaugurado blog...

Estos días estoy liada organizando la estancia en la Macquarie University en Australia, en concreto voy al Centre for Language Technology, y aunque todavía queda bastante (espero irme a mediados de Septiembre), el papeleo del visado se me acumula. La idea es pedir un visado similar al de prácticas que al parecer es el necesario para los investigadores que están realizando la tesis doctoral.

Pero no os preocupéis que si alguno tiene pensado ir a visitarme con un visado de turista es suficiente ;-)

La primera entrada

Bueno, pues ya tengo un blog, el primer post cuesta un poco, pero seguro que los siguientes son más fáciles...

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