Día 4
Pues de nuevo habíamos navegado durante la noche, y al despertame estábamos en el pueblo de Hellesylt. Los que teníamos previstas excursiones para ese día tuvimos que desembarcar a bordo de los botes salvavidas de nuestro propio barco, porque en Hellesylt no es posible atracar cerca del pueblo.
Tras una breve visita a la cascada que divide el pueblo en dos, nos subimos al autobús que nos llevaría hasta Geiranger atravesando las regiones de Möre og Romsdal y Sogn og Fjordane en las que existen algunos de los paisajes más impresionantes (y bucólicos jeje) que he visto en mi vida.
La primera parada fue cerca de un bosquecito (aunque parezca mentira fue la única oportunidad en el viaje de adentrarme mínimamente a través de un bosque noruego, en el que, como era de esperar, no encontré ningún troll ;-)) y desde allí se podía ver una montaña llamada HornNoséqué (cuerno algo) y que le daba nombre a un montón de cosas en ese valle. Así, la siguiente parada fue en Horningdalsvannet que es el lago más profundo del mundo.

Bordeando el lago por una estrecha carretera, llegamos a Stryn un pueblo turístico y el más grande de la zona. En Noruega la venta de alcohol está regulada por el estado, y sólo se puede comprar en una especie de estancos, así que si en un pueblo se puede comprar alcohol se considera una ciudad, y este es el caso de Stryn.
Después de comer llegamos al centro de interpretación de los glaciares, que se encuentra en un valle muy bonito con su río, su lago, el campo de heno, las montañas nevadas y las florecitas... en fin, que sólo faltaba Heidi.
Para llegar al fiordo de Geranger, teníamos que atravesar unas montañas nevadas, así que de nuevo comenzamos la ascesión pasando por varios túneles.

A medida que ascendíamos el paisaje iba cambiando, hasta que la nieve que sólo la habíamos visto en las cumbres, estaba ya en los márgenes de la carretera.

Comenzó entonces la subida al Dalsnibba a 1500m por encima del nivel del mar, en donde a parte de jugar con la nieve, se podía contemplar una vista panorámica de todo el fiordo de Geiranger con el valle y las montañas, sin duda las vistas más espectaculares de todo el viaje.

En la bajada hacia Geiranger hay un mirador cuyas vistas aparecen en todos los folletos de publicidad de Noruega, así que yo también hice las fotos de rigor.

Ya en el barco comenzó la navegación turística por el fiordo de Geiranger que tiene vaias cascadas famosas con leyenda incluída.

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