Las Vegas

Hacía más de una hora que sobrevolábamos el desierto, habíamos dejado atrás Chicago con las vistas del Lago Michigan, las cuadrículas perfectas de los campos de maíz, el río Mississipi y ahora lo único que se veía desde el avión era una gigantesca extensión de tierra seca con algunas
montañas aquí y allí.

Poco a poco la tierra se vuelve rojiza y aparece el río Colorado, rodeado de caminos de tierra que no parecían ir a ninguna parte. A pocos kilómetros de la ciudad, el enorme pantano de la Presa Hoover. Y allí en medio del desierto se ven finalmente los famosos casinos, los únicos edificios altos de la ciudad. Donde el asfalto termina comienza directamente el desierto. Y ya en el aeropuerto las primeras máquinas tragaperras.
Llegamos por la tarde y la temperatura era de unos 40 grados, los mismos que hacía todavía a las 12 de noche. El hotel estaba muy bien situado cerca de la Strip (la calle principal de las Vegas donde están todos los casinos famosos) y en comparación con los moteles de carretera en los que habíamos pasado otras noches éste era de superlujo.

Tras un corto paseo de repente nos encontramos en frente del Bellagio, a un lado el París y al otro el Flamingo. Las Vegas neón y limusinas, lujo falso y verdadero, imitación de todo lo imitable.
Yo en mi vida había jugado a una tragaperras, ni a la ruleta, el black jack es un misterio para mí pero bueno si había que probar suerte en algún sitio el Bellagio era una buena opción, más por hacer la gracia que por otra cosa...
Y después de intentar averiguar cómo funcionaba lo de la ruleta (que no es tan fácil como parece) apostamos por lo seguro, rojo o negro. Y así ganamos 20$ que perdimos a los 5 min. Con las tragaperras no fue mucho mejor... pero bueno a 1 cent la jugada tampoco puedes esperar hacerte rico :D. Un mundo totalmente nuevo y ajeno con ancianas japonesas de mirada de póker, chicos que apuestan 300$ a un número, los pierden y ni se inmutan, camareras con vestidos imposibles...

Los casinos son mini-ciudades por dentro, tienen el hotel, el casino y luego un mundo de tiendas, exposiciones, restaurantes, fuentes, espectáculos... En el Bellagio está la fuente de chocolate más grande del mundo junto con la famosa fuente de la entrada (la que se ve en CSI ;)) en donde el espectáculo de chorros de agua de 100m con las luces y la música es una pasada.
Pero las Vegas no sólo se vive de noche, por ejemplo en el gigantesto Cesar Palace hay un lujoso,  centro comercial en donde se puede pasear por las calles de cartón piedra de Roma bajo un cielo azul con pequeñas nubes en un eterno atardecer perfecto. Es extraño, sabes que estás dentro pero parece que estás fuera.

Lo mismo sucede en Venecia, en donde los recién casados hacen cola para pasear en una de las Góndolas que recorren los canales del edificio, comer una pizza en Piazza di San Marco o comprarse una máscara veneciana.
Y esa es la ciudad irreal, la otra, la de verdad está sólo a unas calles de la Strip, con la basura, los mendigos, los anuncios de prostitutas y los viejecitos que entran a los casinos más modestos esperando un golpe de suerte.

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