Sicilia

Con lo liada que he estado estos días al final no he seguido contando el viaje del verano -¡qué lejano lo veo ya!- pero bueno, haré un resumen de lo que vimos por Sicilia que fue mucho y muy variado.
A ver pues como decía nos establecimos en Menfi, que es un pueblecito costero al suroeste de la isla.
Los primeros dos días los pasamos en plan tranqui, en las playas cercanas, muy bonitas por cierto y en el pueblo de aquí para allá probando la comida típia, o sea, pizzas, pasta y por supuesto mega-helados. Lo que me llamó la atención desde el principio fue que la costa apenas estaba urbanizada, ni hoteles ni nada, entonces cuando acababa el pueblo los campos de vides llegaban prácticamente hasta la orilla de la playa. Esa fue una de las cosas que más me gustó de Sicilia.
El día 14 lo pasamos organizando una barbacoa que se celebra en la playa, que empieza por la tarde y termina a la mañana siguiente, y en donde tooooodo el mundo enciende una hoguera en la playa,come bocadillos de salchicha con cebolla asada y se baña a las 12 de la noche para pedir un deseo. La bebida tampoco falta, eso sí, el hielo es otra historia, en Sicilia es misión imposible comprar cubitos, y en los bares ven tan normal servite las copas sin hielo cuando se les acaba.

Scala dei Turchi
Comenzamos ya a movernos por la isla, nuestra primera visita fue este curioso acantilado de color blanquísimo que recordaba al paisaje lunar o a una tarta de nata, depende a quién le preguntes ;-).

Después, guía del Trotamundos en mano, fuimos a parar a Caltabellota, un pueblo con un montón de iglesias, en la cima de una montaña y al que se llegaba por una carretera con unas 1000 curvas.

Etna y Taormina
El Etna se divisa a kilómetros y kilómetros de distancia, pero no penséis que es fácil llegar, porque encontrar la carretera de ascenso tiene su aquel.
Con el coche sólo se puede llegar a una cierta altura, depués hay varias opciones: subir a pie (podríamos estar todavía subiendo) o subir en telecabina hasta una cierta altura, luego un camión te lleva hasta otra zona más alta y finalmente a pie, acompañado de un guía puedes acercarte hasta el cráter principal. Nosostros nos decidimos por el telecabina y ya desde allí sólo los valientes ;-) subimos un buen tramo a pie. Es muy llamativo el contraste de colores, las piedrecitas volcánicas negras con el azul del cielo y las nubes que se quedaban por debajo de nosotros.
Además es muy divertido, porque al bajar es igual que una duna de arena, te vas hundiendo un poco y puedes bajar corriendo, eso sí todavía no he conseguido quitarle el polvo negro a los zapatos.
Desde allí en una carrera al estilo siciliano, intentamos llegar al teatro de Taormina que desafortunadamente estaba ya cerrado. Así que nos dimos un paseo por el pueblo, que tenía mucho encanto, y que fue uno de los que más nos gustó a todos.

Pero el día no acaba ahí, sobre la marcha habíamos reservado un albergue en Catania,
creo que es el sitio más cutre en donde he dormido nunca, por suerte en la terraza de abajo preparaban uns mojitos buenísimos (con hielo), así que al final no importó mucho el sitio.

Catania y Siracusa.

A la mañana siguiente deambulamos un rato por Catania, me causó mala impresión en general, edificios destartalados y suciedad.
Siracusa sin embargo es una ciudad preciosa, sobre todo la parte de Ortigia, la isla donde tuvo su origen esta importante ciudad griega.
Aquí ya sí pudimos visitar el teatro greco-romano que se conserva muy bien junto con una gruta en la roca que se llama la oreja de Dionisio.
Después de un rato buscando alojamiento, e intentando no repetir la experiencia de la noche anterior, encontramos una especie de break&breakfast que estaba muy bien, era una casa antigua situada en una calle muy bonita que desembocaba en el mar.
Esa tarde estuvimos recorriendo Siracusa que sin duda fue la ciudad siciliana que más me gustó. Los edificios estaban mejor cuidados y muchos de ellos habían sido restaurados. La catedral de Siracusa es impresionante, está construída sobre un templo griego del que se conservan todas las columnas. La cena de esa noche estuvo genial, fuimos a una espaguetería que recomendaba la guía (como no), la especialidad eran los spaghetti frutti di mare, deliciosos.

Noto y Agrigento
Buena parte del día siguiente la pasamos en el coche, y es que Sicilia no se caracteriza precisamente por tener una buena red de carreteras.
Dedicamos un rato a ver Noto, un pueblo que es Patrimonio de la Humanidad, la calle principal es muy bonita (se nota el presupuesto), allí compramos un instrumento típico de Sicilia que se llama Marranzano, es gracioso, pero vamos que yo no sé tocarlo ni de coña.
Y ya por la tarde llegamos al Valle de los templos en Agrigento, a pesar de que la ciudad nueva consiste un un muro de bloques de pisos, bastante feos por cierto, la situación privilegiada del yacimiento en lo alto de una colina ha propiciado que los templos sigan preservando su encanto. Aquí se encuentra uno de los templos mejor conservado del mundo griego, el templo de la Concordia o de los Dioscuros, su buen estado de conservación se debe a que fue reutilizado como iglesia durante siglos.

Relax en Menfi
Después del recorrido turístico concentrado, tocaba un poco de relax, fuimos a una playa cercana a Menfi, muy chula, pero eso sí, el hielo que no te ponen en los bares se lo habían echado al agua, porque estaba realmente congelada. A pesar de eso estuvimos buceando un ratito.

Palermo y la capital de la Mafia
No podíamos irnos de Sicilia sin visitar Palermo. Estuvimos en la Capella Palatina, una iglesia bizantina con unos mosaicos impresionantes.
Dimos un paseo por Palermo, en donde de nuevo comprobamos la dejadez característica de las grandes ciudades sicilianas, a pesar de que hay edificios bonitos, están en general mal cuidados. No obstante, Palermo tiene su encanto. Anduvimos un rato por un mercadillo en donde probamos el intestino grueso asado, sí suena asqueroso y es asqueroso.

El Padrino es uno de mis libros favoritos, y las pelis también me gustaron mucho, así que me hacía mucha ilusión ver Corleone, vamos que no tiene nada, pero me hacía ilusión. Así que ya casi anocheciendo llegamos a este pueblecito mafioso para hacernos la tradicional foto debajo del cartelito.

Favignana
Favignana es una isla del archipiélago de las Egadi a la que se llega mediante un ferry desde Trapani.
Como es muy turística nos fue imposible alquilar algún medio de transporte, así que fuimos en una especie de taxi hasta unas playas cristalinas y llenas de gente.
Y desde allí hasta un club de buceo para hacer una inmersión, fue sin duda la inmersión más bonita de las que he hecho hasta ahora.
Y fin de nuestra estancia en Sicilia, esa madrugada llegamos al aeropuerto de Palermo y despegamos rumbo a Roma.

Uff, pensaba que no iba terminar nunca de contarlo... jeje

1 Comment:

  1. Unknown said...
    ¿Como es que no has puesto tu foto de Corleone? ¡Con lo que nos costó hacerla! :p
    Lo has descrito mejor que Trotamundos!!!Sin duda, eres mi guia preferia!!!
    Ah! El spaguetti es spaghetti tutto mare....cuando vuelvas te haré alguna receta de mi libro de comidas Sicilianas!!!
    Me ha encantado hacer el viaje contigo....
    Pasatelo en grande en Australia
    Te echaré de menos!!!!

    Muchos besos!!!

    Lilian

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